viernes, 23 de octubre de 2009

Por verte sonreír.

Aquí os dejo una canción de La Fuga que me gusta mucho, y que suelo cantar bastantes veces, sobre todo el estribillo. Espero que os guste.

Hace tiempo prometí escribirte una canción. Como siempre, mal y tarde, la tienes aquí. Sabes bien cómo soy, que no suelo mentir; siempre que lo hice fue por verte sonreír.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Fui yo quien dijo no, y ahora en la misma mesa se me enfría el café mientras dices que te va bien. Tranquila, ya no volveré a llamar. No me volverás a ver. Esta vez me marcho para no volver.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Y ahora, cansado de mirar tu foto en la pared, cansado de creer que todavía estás, he vuelto a recordar las tardes del café, las noches locas que siempre acababan bien.
Y me he puesto a gritar, estrellando el whiskey en la pared. Por verte sonreír he vuelto yo a perder.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.


lunes, 5 de octubre de 2009

De paso

Hace unos meses una amiga me mandaba un mensaje al móvil: “Estoy en una estación de servicio rumbo a Valladolid. ¿Alguna vez te has parado a pensar lo inmensamente tristes y desoladores que son estos sitios? A medio camino a ninguna parte; quizá como gran parte de la gente que hay aquí. Quizá como tú y yo. De todas partes y de ninguna en concreto.”
Tras una primera lectura pensé que estaba de acuerdo con ella: suelen estar en medio de la nada, y estás allí de paso, por lo que tratas de pasar con el mínimo contacto posible y casi de puntillas.
Pero ahora, cuando me he decidido a escribir sobre esta idea/reflexión de mi amiga, me he dado cuenta de que hay algo más. Las estaciones de paso merecen un poco más de cariño, ya que son pequeños oasis en tu gran o fatal viaje.
Tienen la responsabilidad de ofrecerte todo lo que puedas necesitar en un mínimo de tiempo. Allí comes, vas al baño, compras regalitos, te fumas un cigarro, estiras las piernas, reflexionas sobre el más allá, llamas por teléfono (a los que has dejado atrás o a los que te esperan al final, o a los que no han podido ir contigo, o a los que te gustaría que estuviesen). En fin, que son una parte importante de cada viaje.
Son tristes y desoladores. Bueno, alegres no son, pero yo diría que son tranquilos, sin estímulos, para que nada distraiga a tu mente del descanso buscado en estos lugares.
Están a medio camino. Claro, porque si estuviesen al principio o al final, no servirían de nada. Pero no a medio camino a ninguna parte, porque siempre tienes tu punto de partida y tu punto de llegada. Qué dejas en el primero y qué deseas encontrar en el segundo es cosa tuya, y tienes todo el camino, más la parada en la estación de servicio para concentrarte en esos objetivos.
Por otro lado están las personas que trabajan allí. Son pocas, pero son las mismas día tras día. Ven y oyen historias de todo tipo. Se cruzan con gente de todo tipo. Pero ellos siempre están ahí, al pie del cañón para hacerte esos minutos lo más agradables y eficientes posible, ya que tu lista de cosas para hacer en tan poco rato suele ser larga: baño, comida, bebida, cigarro, revista para lo que queda de viaje…
En cuanto a nosotras, no es que seamos de todas partes y de ninguna en concreto. Las dos tenemos nuestras raíces en sendas tierras de España, pero lo que pasa es que nos gusta movernos, somos unos “culos inquietos” y no queremos establecernos para siempre en ningún sitio. Por lo tanto nos declaramos ciudadanas del mundo, eso sí, con un campamento base al que siempre volvemos en tiempos buenos y en tiempos malos. Allí, además, los nuestros siempre nos reciben con los brazos abiertos; ya volvamos para un día, una semana o un mes.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Laura: the finale

“Laura” has turned out to be an extremely interesting book. At the beginning you think that it´s another mystery book, but then you keep reading and you discover a love story! Well, the truth is that you find several love stories. The end is so unexpected… When you still have about 40 or 30% left of the book you just can´t stop reading. You need more information, you need more motives and more answers. I don´t won´t to say much about the book itself, because I expect everyone to read it. Even if you don´t like police or mystery stories, I´m sure you´ll like this one.
And about the promise I made in my first article about doing some research on the author I have to say that it was, indeed, a very interesting job. I found out that Vera Caspary (November 13, 1899 – June 13, 1987) was an American writer of novels, plays, screenplays, and short stories. Her best-known novel is, as a matter of fact, this book Laura which at the same time was made into a highly successful movie.
Certain police novel usually raises a departure question or enigma: Who is the assassin? It seems to be a quite habitual question. It is the famous “case”, to use the terminology of the sort, that throughout the story is tried to solve, although in these novels the investigation process is more interesting almost always than the same resolution of the conflict. Vera Caspary does not eliminate these characteristics, but it subspills them to transform them into subtle varnish of the plot. The radical question that is sent no longer from the beginning of the novel is the foreseeable one, has changed. From front page it appears point-blank: Who is Laura? Evidently Laura is a mystery in itself. Moved away of the prototypes of “femme fatale” of the sort, Laura is elevated like a inabarcable and fascinating being, journeyed by dark zones that nobody is able to illuminate satisfactorily.
The novel is fragmented into five parts, and in each of them a different character gives his version of facts that sometimes are overlapping and at other times are completed. The few characters who inhabit the novel are trying to offer their version of Laura, but all are inadequate, pale reflections of a shadow.

martes, 1 de septiembre de 2009

CERRADO POR VACACIONES

Como el 80% de los negocios en España, mi blog también ha cerrado por vacaciones durante el mes de agosto.
Sin embargo, mi agenda ha tenido una actividad intensa. He estado viajando por varias ciudades de Estados Unidos, como Filadelfia, Pittsburgh y Chicago. Un par de semanas increíbles y agotadoras. Como broche final, cogí todas mis cosas y me volví a mi querida España. Atrás quedaron unos meses de búsquedas y encuentros, de alegrías y penas, de idas y venidas.
Después llegó la adaptación al nuevo horario y a celebrar mi vuelta con toda mi gente. Grandes fiestas, y muchos reencuentros.
Y ahora toca ponerse un poco seria, pero sólo un poco, y volver al trabajo, así que prometo más publicaciones de aquí a unos días.
Principalmente, que sé que hay expectación, prometo contaros cómo acaba la historia de Laura. Un adelanto: está muy interesante, y he descubierto que también hay una adaptación al cine de este libro tan misterioso.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Seguid leyendo, que esto promete ;)

sábado, 1 de agosto de 2009

"Laura"

Sometimes I teach Spanish at the Brookline library, in Boston. They have a section of withdrawn books for sell, with very cheap prices. Some books are 25 cents, others 50, and the most expensive ones go up to one dollar. Most of them are very old books, but interesting anyway.
I can´t avoid the temptation of buying every time I pass by, and my purchases are always of at least three books… two or three dollars! It´s amazing…
Well, yesterday I was surprised when I found a book called “Laura”. It´s an old book, with very simple covers and no fancy ornaments. So all my attention was caught by the name. I don´t even know the author… but I promise to do some research.
As soon as I got home I started to read it. What was my surprise when I found out that the main character, Laura Hunt, is a woman who lives in New York City and works in the advertising area. Just like me! Well, I´m living in Boston now, but my major is in advertising too!
So far I´m on page 46, but I promise an article here about how the book comes out.
It´s amaizing how many big or small coincidences can be found if you just keep your eyes open and your brain working.

viernes, 17 de julio de 2009

Yo estuve allí.

"Hay otra gente que se pasa la vida diciendo lo que pudo ser. Yo lo hago" Esto lo dijo Carlos Pauner en una entrevista este mes de julio, hablando sobre su pasión por la escalada. Para mí es una manera de vivir.
Creo que no tiene mucho sentido seguir la corriente de actividades que se consideran adecuadas para ciertos momentos de la vida, edades o etapas. ¿Quién establece lo que es adecuado o no para cada individuo? No digo que no haya que seguir un cierto modelo de vida, sino que a mí me gusta creer que yo soy la que lo elijo y la que lo disfruto.
Vivimos durante un tiempo limitado. ¿Por qué no voy a querer pasar ese tiempo lo mejor posible? Lo mejor posible no significa lo mismo para todos, así que no creo que compararme con lo que otras personas de mi edad o en circunstancias parecidas hagan sea lo correcto.
A mí me gusta mirar hacia atrás de vez en cuando y darme cuenta de que hice lo que sentí que debía o quería hacer en ese momento, que lo volvería hacer y que gracias a esa experiencia soy quien soy y como soy.
Lo que me disgusta y en cierto modo me apena, es que veo a personas con mucho potencial y con posibilidades de hacer cosas extraordinarias, y no las hacen, porque no es convencional, no va con la corriente.
Cosas extraordinarias como pueden ser esos pequeños gestos que te diferencian de la masa; no estoy hablando de cambiar el mundo en una tarde.
Yo creo que lo que tienen es miedo de explorar un camino diferente por si acaso les conduce hacia algo nuevo, hacia algo desconocido. ¿Y si es mejor? No sabemos si esos caminos alternativos conducen hacia destinos mejores, pero sí sabemos que merece la pena explorarlos sólo por la posibilidad que existe de que encontremos destinos diferentes. Puede que ni mejores ni peores, sólo diferentes.
Ese es el problema, que mucha gente no tiene el valor de enfrentarse a lo diferente.
Pues señores, si no exploramos esos caminos, no evolucionamos y, casi con toda seguridad, empobrecemos nuestra civilización y morimos como especie. El final del homus curiosus :)
¡Lanzaros a descubrir el mundo! Las posibilidades son infinitas, y ¿quién sabe?, puede que hasta lo paseis bien por el camino.
Al fin y al cabo, al final del trayecto lo que importa no es tanto el destino, sino la manera en que has llegado hasta él.
Rodéate de unos pocos incondicionales, y disfruta del viaje. Te garantizo que merece la pena.

sábado, 11 de julio de 2009

“What makes you Spanish?”

“¿Qué te hace español?”. Eso es lo que me ha preguntado hoy un francés con nacionalidad americana, creo que durante demasiados años. Digo demasiados, porque parece ser que se ha olvidado de que en Francia no todos visten bien, es un tópico de los parisinos; o que en Francia no se duchan con la frecuencia deseada, es un tópico de la campiña francesa… Y seguro que antes de obtener la nacionalidad americana que ahora disfruta también habrá oído sobre tópicos referentes a los americanos, como que sólo comen hamburguesas y pizzas, o que la valía personal se mide por tu cantidad de posesiones materiales… bueno, quizá ese no es un tópico, sino una realidad…
A lo que voy. Sin darme tiempo a responder me ha preguntado que si yo tocaba la guitarra y que le contase cosas sobre la cultura del flamenco; cultura que él atribuye a todo el territorio español.
Entre mi asombro, lo tomaba por una persona mínimamente culta, y mi proceso de creación de una respuesta adecuada, me ha venido a la mente un fragmento de uno de estos artículos que componen el libro “Viajeros hispanoamericanos en Madrid” del que hablaba en mi anterior publicación.
Domingo Faustino Sarmiento, ex-presidente argentino, entre otras ocupaciones, escribió en 1846 lo siguiente:
“Esta diversidad de trajes (hablando de los diferentes trajes regionales españoles), mui pintoresca sin duda, revela sin embargo una de las llagas más profundas de la España, la falta de fusión en el estado. Las provincias españolas son pequeñas naciones diferentes, i no partes integrantes de un solo estado. El barcelonés dice: soi catalán, cuando se le pregunta si es español, i los vascos, llaman castellanos a los que quieren designar como enemigos de su raza y de sus fueros.”
Un texto con 163 años de antigüedad y tan actual. ¿No es lo mismo hoy en día? ¿Qué nos hace españoles? Pues creo que dependiendo del origen de la persona a la que se le pregunte podemos encontrar, como mínimo, un número de respuestas igual al número de provincias que componen el estado español. Por favor, que a nadie se le ocurra nombrar el flamenco, la paella o la siesta…Nada en contra de ellos. Pero sí en contra de fomentar nuestros tópicos.

viernes, 3 de julio de 2009

Madrid desde un ángulo diferente

Hace unos meses me prestaron un libro titulado “Viajeros hispanoamericanos en Madrid”. Muestra una visión de Madrid que resulta sumamente interesante para nosotros españoles, tanto por ver nuestras costumbres a través de otros ojos, como por conocer el impacto que nuestra cultura produce en los extranjeros.
He aquí un extracto de uno de los artículos que componen el libro.

“Los objetos que se venden en el rastro tienen todos historia, pasado, vida.”
“¿Y los espejos? Aquí tenéis uno – muy claro, muy fiel -. Hace años, reflejó la sonrisa de una niña, que miraba con asombro la sonrisa de otra niña; luego, él presenció los primeros gestos estudiados, los primeros coqueteos; en él se miró más tarde una novia muy bella, cuando iba al altar coronada de azahares; él señaló las arrugas, casi imperceptibles, que trae consigo la maternidad; un día él descubrió una hebra muy blanca en una cabeza muy pensativa; junto a él se secó las lágrimas una viejecita cuando el hijo mayor se iba a la guerra; de él dudaron unos ojos muy turbios que seguían creyéndose claros; a él, en un triste amanecer, le acercaron a la boca entreabierta de un cadáver, y él aprendió entonces a conservar su serenidad frente a la muerte…”

“Madrid. El Rastro y el barrio de Lavapiés”, Alberto Ostria Gutiérrez, Madrid, 1920
Alberto Ostria Gutiérrez fue un diplomático, jurisconsulto y escritor boliviano que vivió entre 1897 y 1967.

viernes, 19 de junio de 2009

Adiós

Ha sido raro… como dos amigos que se reunían por quedar bien. No quedaba nada. Nada que contarse, nada que hacer, nada que sentir. Creo que por ninguna de las partes. Esa sensación de vacío me acompaña a la cama. Y ahora, entre plumas y rayas de algodón, recuerdo la escena.
Unas escaleras empinadas que indicaban lo inalcanzable de su destino. Un salón abarrotado de recuerdos, sin lugar para el presente y mucho menos para el futuro. Pocas palabras han salido de su boca. Los silencios cortantes e hirientes me han calado hondo. Ni una broma de las de antes, ni una caricia fortuita pero estudiada. Nada. Ni una mirada cómplice, ni un gesto de satisfacción. Nada.
La conclusión: al fin la libertad. Él será libre para seguir en su monótona apatía y ella libre para buscar quien le rompa el corazón de nuevo.
Adiós a las conversaciones infinitas. Adiós a los mordiscos con sabor a besos. Adiós a las miradas furtivas que todos veían menos nosotros. Adiós a los ojos delatadores de nuestro deseo. En fin, adiós a nuestro pequeño mundo.
El amor se nos consumió, sí, pero de no usarlo. ¡Cuánto nos quisimos!

jueves, 11 de junio de 2009

¿Sólo uno?

El mundo está hecho para packs de dos.
En un restaurante.
- Mesa para uno, por favor.
- ¿Sólo uno?
- Sí, sólo uno.
Nunca preguntan “¿sólo dos?”. Y no es que dos sea un número mucho más grande que uno… Llegas a tu mesa en el peor rincón del restaurante, porque las mejores mesas están reservadas para grupos grandes. En realidad, la concepción de grupo grande es de dos a cuatro personas. (Números pares, por supuesto).
Pacientemente esperan a que te sientes. Te dan la carta y, de repente, empiezan a quitar cosas de la mesa: el otro plato, los otros cubiertos, el otro vaso, la otra copa, la otra servilleta… Vamos, que parece que ha pasado un huracán por tu mesa. Y es que no tienen mesas de uno. Todas las mesas están preparadas para dos, mínimo. Te dejan las flores. Me imagino que lo hacen por hacerte un favor y que tengas compañía mientras comes. ¿Acaso quiero compañía? Da igual. Todos deducen que sí. Pobre, es que está sol@.
En el menú las cosas más apetitosas tienen una nota: “Mínimo dos personas”. Es decir,
Que los singles tampoco tenemos derecho a disfrutar de ciertas comidas, porque no merece la pena cocinar para uno.
Después de cenar sol@, y soportar miradas de pena, decides ir al cine. Está bastante lleno, pero encuentras un buen sitio por el centro de las butacas (la parte de atrás suele estar “reservada” para parejas). Tres sitios libres (¡nadie va a ningún sitio en tan atrevido número impar!). Te sientas en el centro y estás tan content@ con el espacio extra que te proporcionan las butacas vacías de los lados.
Empieza la película y ya estás totalmente relajad@; hasta se te ha olvidado la mirada de pena que la persona de la taquilla te ha dedicado por pedir una entrada.
- ¿Sólo una?
- Sí, sólo una.
En el minuto tres de la película aparece una parejita que decide sentarse a tu lado. Pero claro, no se van a sentar separados; sería inconcebible.
- ¿No te importa cambiarte de sitio?
- No, claro.
- Como sólo eres un@ y nosotros dos…
Ya, ya veo que sois pareja. ¿No había otro sitio en todo el cine? No importa, como sólo es un@... Lo peor de todo es que además de j•o•d•e•r•t•e el sitio, te j•o•d•e•n la película con el ruidito de sus besos y sus comentarios.
Por supuesto que me alegro de que haya parejas en el mundo. Pero igual que yo respeto su elección, me gustaría que respetasen la mía. Quién sabe si con el tiempo estaremos en posiciones opuestas…
El acoso a los singles continúa. Vas de viaje y todas las habitaciones son dobles. Si la quieres de uso individual, tienes que pagar suplemento. Si vas al parque de atracciones, necesitas esperar hasta que aparece otro single, porque las atracciones también están diseñadas para packs de dos. Además, da la casualidad de que todos los que te rodean son parejas o familias con un número par de miembros.
Las bodas también son territorio hostil para solteros, sobre todo si te han colocado en una mesa con parejas. Tienes que esperar hasta que se sienten las parejas, porque no puedes sentarte en cualquier sitio, no vaya a ser que alguno de estos packs se tenga que dividir por una noche. ¡Por unas horas! Además, comerían a menos de un metro el uno del otro, que tampoco es que los estés mandando uno a cada mesa. No, se tienen que sentar junticos.
Los solteros que lean esto me entenderán perfectamente. Y las parejitas… bueno, si uno no lo entiende, ya se lo explicará el otro. No creo que ande muy lejos.

viernes, 5 de junio de 2009

Vacaciones

Y ella me dijo: “Eres el tío con el que más veces he dormido y con el que menos sexo he tenido.”
Y se quedó tan feliz, como si me hubiese dicho: “Parece que hace fresco hoy”.
¿Qué quiere que le diga? ¿Quiere tener sexo conmigo? Pero, y eso, ¿a qué viene ahora? A estas alturas de la película la verdad es ya no sé ni lo que pensar… si tan sólo pudiera saber lo que pasa por su mente sobre mí… En fin, que yo me quedé callado y tampoco le dije nada. Como siempre.
Al cabo del rato fuimos a cenar. Un restaurante en medio de las montañas, perdido de la mano de Dios, con la iluminación, la decoración y la gente justa. Los dos cominos a gusto, porque somos de buen comer. Pero había algo que me estaba llenado el estómago más que la comida, aunque no conseguía distinguir su sabor, o siquiera si me gustaba. Esta vez pagué yo. Otras paga ella. No discutimos por esos temas.
De pie en la ducha, mientras ella ya estaba en la cama leyendo un libro, o eso creo, vamos, volví a sentir que algo llenaba mi estómago. Pero, ¡si ahora no estoy comiendo! Ducha tibia. Medio vemos una peli en la tele, que a mí no me gusta nada, pero como ella la estaba viendo, pues no vamos a ser aguafiestas y ya la acabo. Mañana me toca elegir a mí.
Cuando apagamos la luz y la noto acurrucarse bajo las sábanas, noto la misma sensación de llenura que las veces anteriores, aunque mezclada con un poco de ansiedad, deseo, nerviosismo e inseguridad, sobre todo inseguridad. Voy a dormir. Pues, resulta que no puedo dormir. Y resulta que ella tampoco, porque la oigo respirar rápido, y, además, no para de dar vueltas. Parece ser que no encuentra la postura… Nos abrazamos. A los cinco minutos estamos más quietos que un mazo, pero ninguno duerme. A los 20 minutos, o eso creo, los dos dormimos profundamente.
Con la luz del día nos descubro en la misma posición en la que con toda probabilidad nos quedamos dormidos. Guerra de almohadas. Buenos días.
Comienza un día exactamente igual al anterior, pero con un poco más de ansiedad e inseguridad acumuladas. ¿Me volverá a comentar lo del sexo? Yo, por si acaso, no digo nada. A ver si con el trajín de hoy se le pasa y se le olvida.
El problema es que yo no consigo sacármelo de la cabeza, y ella parece darse cuenta de ello. Pero ¿cómo va a saber en qué pienso? Que sí, que me conoce de sobras, y es muy rápida con las personas…fijo que me lo dijo para atormentarme… Pues esta noche le planto un beso, para que se atormente ella también. Bueno, no, no vaya a ser que luego ella me dé otro.
- ¿En qué piensas? Estás con la cabeza en otro sitio…
- A ti te lo voy a decir. Nada que te importe, seguro.

viernes, 29 de mayo de 2009

Una de amigos.

Mucho se ha escrito sobre los amigos: libros, poemas, canciones… Sin embargo, no todo está dicho; yo no he hablado de los míos. Y sobre la amistad, como sobre los gustos, cada uno tiene su versión y su verdad.
Ahora mismo me acaba de llegar un sms de alguien que se considera mi amigo, pero que para mí es un mero conocido. Es más, tiene mi número de teléfono por casualidad etílica. Cosas que pasan…
Entonces, resulta que además de versiones distintas, tenemos conceptos distintos de la amistad. Si alguien tuviese la osada idea de escribir un manual para la amistad no conseguiría poner de acuerdo a nadie. Incluso dentro de su círculo más próximo es bastante probable que existiesen opiniones encontradas. Es cierto que cuanto más reducido e íntimo es un círculo más probabilidades hay de coincidir, pero no siempre es así.
Como ejemplo hablaré de un grupo de seis amigos tan diferentes entre sí que no podrían serlo más, sin embargo, tan unidos que no podrían estarlo más.
¿La clave? Los puntos de unión.
¿Cómo se forma un grupo de amigos? Los sujetos en cuestión han de coincidir en tiempo, lugar e interés. Lo del interés es básico, porque si no, al poco o mucho tiempo cada uno tira por su lado y ya no vuelves a coincidir en tiempo ni lugar. “Ya te llamaré para tomar un café”… pero nunca llaman. ¡Pues no lo digas!
Una vez establecido el interés común, por ejemplo viajar, han de salir a la luz las aportaciones personales de cada individuo hacia el grupo. Esas que hacen que los individuos se complementen y, mediante esa sinergia, se pase del grupo al equipo.
Uno puede aportar idealismo y otro ponerle los pies en la tierra. Otro puede ser la dinamita, mientras otro puede ser la chispa que enciende la mecha. O también podría ser que uno sea la alegría de la huerta, y otro parezca que la huerta no le da frutos nunca. En fin, que los unos con los otros se aseguran las risas y las anécdotas allá donde van, sea juntos o cada uno por su lado. Esta es otra parte importante: estar en permanente contacto aunque no estén físicamente juntos. Con uno o con otro o con todos, pero siempre tiene que haber un vínculo que los una a todos. Una especie de llama olímpica que represente la increíble carrera de fondo que es esto de la amistad.
Con el tiempo dejan de convivir 24 horas al día. Igual que con el tiempo los enamorados dejan de ser uno para pasar a ser individuos con entidad propia, pero con una esencia común.
Cuando llega ese momento es cuando la fuerza que une al equipo se pone a prueba. Cada uno tira para su lado, para su trabajo o para su aventura particular, pero hay un magnetismo que a todos les empuja a un centro común. Y más tarde o más temprano, con más frecuencia o con menos, todos vuelven a coincidir en tiempo, lugar e interés.
Cuando este ciclo se repite una y otra vez, en un lugar y en otro del mundo, es cuando realmente se tiene la prueba de que el nexo es fuerte y de que ese grupo inicial, ahora equipo, no es nada más y nada menos que tus amigos. Los de verdad. Los que siempre están, sin importar la distancia o las circunstancias. Su apoyo es incondicional.
Por eso, por tratarse de seres con características tan especiales, se encuentran en grupos reducidos.
Probablemente de ahí el dicho de que a los amigos se les puede contar con los dedos de la mano. A mí me salen las cuentas.
Va por vosotros.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mi pequeña contribución a la causa ;)

Sucedió en Zaragoza, el miércoles 20 de Mayo de 2009…
Un grupo de ecologistas y pacifistas trata de llamar la atención sobre unos políticos corruptos y todo lo que consiguen es una simple noticia ese mismo día. Es más, al día siguiente intenté recuperar la noticia de la versión digital del periódico donde la había leído y ya no pude. Esa noticia fue una mera anécdota del día que ni siquiera merece poder ser releída. No ha pasado ni 24 horas y nadie se acuerda de ello, es más, los políticos en cuestión ni se han canteado. ¿Es que a nadie le ha dado por pensar el por qué de esa protesta? Lo más probable es que no haya sido una elección de personajes aleatoria. ¿Alguien se ha molestado en leer la carta que presentaron? No, si yo también leí el extracto en los medios. Un extracto, por cierto, seleccionado por un medio de comunicación afín a los políticos en cuestión. Me refiero a leerla entera y además prestando atención a lo que dice.
Los ecologistas no son grupos reducidos de revoltosos sin oficio ni beneficio. Suelen ser gente bastante bien informada y preparada que saben muy bien dónde poner la lupa. Lo que pasa es que como sus sugerencias no interesan, pues se les intenta silenciar por todos los medios, o bien se intenta que sus acciones tengan la menor repercusión pública posible. Si tanto miedo se les tiene, ¿no llevarán algo de verdad en sus argumentos?
Esta barrera comunicativa creo que es la principal razón de que sus acciones sean tan originales, incluso extremas a veces. Tienen muy pocas oportunidades de ser escuchados, entonces, así se aseguran ser oídos pocas veces, pero alto y claro.
También son toques de atención para la ciudadanía en general, que vivimos aletargados por una rutina en la que nuestra única preocupación es llegar a fin de mes y vivir tranquilos, sin ponernos un foco de luz sobre nosotros mismos.
El espectáculo que lo monten otros mientras yo miro desde mi cómodo sofá.
Pero no debemos descuidar parte de nuestros deberes ciudadanos, que no sólo de derechos se compone el concepto de ciudadano. Esas obligaciones son, por ejemplo, denunciar los actos o las actividades ilícitas e inadmisibles (como la corrupción urbanística) que vemos tanto en nuestros vecinos de a pie, como en nuestros gobernantes, ya sean a nivel local, regional o nacional. Pero claro, cuando se trata de alguien con poder nos sentimos pequeñitos y no queremos actuar para que no nos castiguen sólo a nosotros. Y es que siempre pasa lo mismo: un grupo se reúne para denunciar una situación y son cincuenta, pero a la hora de la verdad se quedan en dos. Y claro, nadie quiere jugársela. Es que no es jugársela, es ejercer tu derecho a la libre expresión y a vivir en una sociedad lo más transparente posible. No se puede vivir con ese miedo. Porque si nadie cambia las cosas, siempre seguirán igual de corruptas e igual de injustas. La solución es agruparte con gente que sabes que no se va a quedar atrás cuando llegue la hora de gritar alto y claro. Lo sé, no es tan fácil como lo pinto… ¿o sí? No sé, cada uno sabrá el nivel de sacrificio que está dispuesto a hacer por tener un mundo un poco más justo.
Esta fuerza y confianza es una de las características de los grupos ecologistas y pacifistas que se reunieron el pasado miércoles en Zaragoza, para protestar por la supuesta implicación de Biel y Boné en la trama de corrupción urbanística de La Muela, por ejemplo. Todos participan, todos tienen un pequeño papel en la protesta. Y además, son conscientes de que tienen que llamar la atención una y otra vez para conseguir algún cambio. Una sola protesta, por muy grande que sea, no cambia nada. Por eso se trata de pequeños gestos diarios que vayan calando en la conciencia colectiva.
No estoy diciendo que sean de ningún partido político en concreto, eso que quede claro. Sólo digo que son un grupo de personas que se han unido para defender una o varias causas, por amor a su comunidad, afán de justicia y sentido de responsabilidad ciudadana.
Ahora, yo pido, un poco más de visibilidad en los medios y de apoyo por parte de los ciudadanos anónimos. No es suficiente con criticar si son de un partido o de otro (que además no importa ni viene a cuento), sino críticas constructivas con nuevas propuestas o pequeños golpecitos de ánimo, que a todos nos vienen bien.
Gracias por abrirnos un poco los ojos.

lunes, 18 de mayo de 2009

Boston

Amanece por detrás de la torre Hancock. Los trenes ya han recorrido unas cuantas veces las estaciones de la ciudad y conforme se ilumina el día los pasajeros bostezan menos y ven más. Muchos llevan el café salvador y sagrado en la mano. Los poderes de ese café matutino son un poco infusos, ya que está tan caliente que no lo puedes ni probar hasta transcurrida al menos media hora desde que lo compraste. Sin embargo, el simple hecho de sujetarlo en la mano parece ser suficiente para espabilar al madrugador forzoso.
Para cuando el sol alcanza su máximo esplendor los bostonianos ya han ido a correr por el río Charles, han tomado un segundo café escaqueándose un rato de la oficina, han mirado su correo personal, el Facebook y comentado, largo y tendido, el último partido de los Red Sox. Porque aquí, entiendan o no de béisbol, todos son fan de los Red Sox (y odian a los Yankees) y para demostrarlo llevan a diario todo tipo de merchandising que podamos imaginar.
Entre las 12 y las 13 yo recomendaría a los turistas o a los ociosos que no se acerquen a ningún restaurante que se halle próximo a alguna zona de oficinas, véase Prudential, Copley, Quincy Market, y otras más. Las colas para comprar comida son infinitas. Van rápidas, porque se ve que todos tienen prisa por volver al trabajo, pero infinitas.
De vuelta a las torres de colores comienzan los planes para esa cervecita que a todos les gusta tomar con los compañeros de trabajo una vez acabada la jornada. Unos irán a Vox Populi, otros al bar Lola, otros al Globe, Cheers de Quincy Market o al irlandés de City Place. Aunque los bostonianos son muy sociables y les gusta juntarse con los amigos, conocidos y los que pasaban por allí, no todos se unen a esa cervecita.
Algunos irán derechitos al gimnasio o en su defecto a cambiarse de ropa para ir sacar la bici o los patines y pasear por el río Charles. Eso sí, después se unen al resto como buenos bostonianos.
Si tu intención era tomar una caña y a casa, pero te lías, las opciones son numerosas también. Cualquier día de la semana tienes música en vivo en muchos pubs, o algún espectáculo cómico, o fiestas temáticas. Vamos, que es difícil aburrirse sea cual sea el día de la semana.
Luego el fin de semana trae opciones para todos: puedes disfrutar de la naturaleza, de una buena obra de teatro en el barrio chino, o de un ballet clásico en la Casa de la Ópera. Conciertos en el estadio de los Celtics (otra de las pasiones que vienen incluidas en el carnet de ciudadano de Boston), la playa de Revere, comer marisco en el puerto o subir a lo mas alto de la torre prudential son otras opciones que se ofrecen en esta ciudad de contrastes.
Al caer la noche, o a las 2 de la mañana cuando todos los bares cierran, cada uno elige su taxi y a casita. Si quieres ahorrar un poco e irte a casa en el T usando tu Charlie card, tendrás que acabar la fiesta un poco antes, porque a la 12:45am pasa el último tren… y os aseguro que las distancias aquí no son de 20 minutos a paso ligero.
Si es verano, no es grave tener que andar un poco. Pero en el mes de enero, con un metro de nieve en la calle, el camino lleno de charcos, y el viento soplando a -5 grados, pues sí que puede ser que todo lo bien que lo habías pasado esa noche llegue a ser una mera anécdota de aquella noche en la casi mueres congelado tratando de llegar a tu casa, porque perdiste el último metro y todos los taxis estaban ocupados o no sabían llegar a tu casa (que también le ha pasado a alguno).

viernes, 1 de mayo de 2009

Personal success or professional success?

Why do I have to choose? It seems that being successful on your career takes so much time and focusing that you can’t concentrate on your personal life. I’m not talking about doing your laundry, groceries or answering personal e-mails, which are usually also put off until you’re done with your job. I mean time for finding a person to share your life with, time for creating your own family, time for working out and being fit, time for visiting your family and friends (not only having a drink with your co-workers right after work), or just time for going shopping and renewing your closet.
Some people would say there is time for everything if you know how to organize. But evidence shows that only few people, who might have some kind of superpowers, manage to have EVERYTHING. So, is it that we are all wrong but them? I guess not. I say that we should try to rethink our priorities in life in order to achieve both goals: personal and professional success. Maybe the top shouldn’t be so high so we could reach it easier. Or maybe we shouldn’t judge people for the amount of success that they have but for their amount of happiness.

jueves, 23 de abril de 2009

Un día cualquiera en un lugar cualquiera pienso…

“Si me pides un deseo dame por patria el mundo entero” es una estrofa de una canción de Amaral. Totalmente de acuerdo…
Dar la vuelta al mundo. Qué gran sueño. ¿Podría hacerse realidad? A lo mejor no en un futuro cercano, pero dentro de unos años puede que sí. Espero que no pasen demasiados…
¿Qué esperar de este tipo de aventura? Pues supongo que un poco de todo: ver cosas interesantes, apreciar lo cotidiano, el lado simple de la vida, lo diferentes o lo iguales que son las culturas que componen el mundo…
Además, creo que sería toda una lección sobre cómo viajar con el mínimo equipaje posible. Claro, un viaje alrededor del mundo no requiere una maleta tamaño fin de semana, sino un baúl, o dos, de los de antes.
Pero eso es inviable; no te puedes desplazar cómodamente con tanto volumen y peso. Por eso pienso que es un gran momento para aprender a viajar con lo justo. ¿Cuántos pares de zapatos son los justos?
También resulta una lección sobre autocontrol consumista. No puedes comprar todos los souvenir que quisieras. ¿Por qué? Porque acumularías demasiado equipaje inútil y porque gastarías mucho dinero en enviar paquetes a casa. La solución sería comprar souvenir, pero bien elegidos.
Y por último, pero no menos importante (de hecho, es un proceso imprescindible para el éxito del viaje), sería la planificación. Desde el tiempo necesario para ahorrar el dinero que vas a necesitar, pasando por visados, cambios de moneda e itinerarios, hasta costumbres locales o condiciones climáticas de los lugares a visitar.
En resumen: mucho trabajo y sacrificio previo, pero una experiencia incomparable a cualquier otra que puedas imaginar.
¿Te apuntas?

jueves, 16 de abril de 2009

Espresso Royale Caffe

Parece mentira el bien que puede hacerle a uno un poco de calor, comida apetitosa y un puñado de caras desconocidas. Antes de entrar en el café uno se siente desorientado, vacío y quizá demasiado lejos de su hogar. Pero en el momento en que te sientas en tu mesa, esa que has decidido que va a ser especial para ti, sientes que ya no estás tan lejos de tu hogar, porque de repente estás en el hogar de todos. Todas las personas que hay en este café se sienten parte de él. Y yo también. Algunos leen un libro, otros teclean en sus portátiles, los que más, se han reunido con sus compañeros universitarios para estudiar. Y es que en este mundo de libertades e independencia no queremos que nadie nos invada nuestro hogar (el de verdad, donde dormimos y soñamos), pero no queremos sentirnos solos, así que hemos creado la cultura del salón – hogar común. Cualquiera puede entrar. Todos son bienvenidos. Lo importante es respetar la regla sagrada de acompañado – pero – solo. Me refiero a que las personas que se concentran en este tipo de establecimientos buscan compañía, pero en la distancia, es decir, su mesa es sólo de ellos y no la quieren compartir con nadie. No les interesan las relaciones sociales en este lugar, sino que buscan aprobación. Buscan a otras personas que denoten ese deseo de acompañado – pero – solo para, así, reafirmarse en que su soledad voluntaria es eso, voluntaria. No es un resultado de un cúmulo de circunstancias tales como trabajo, obligaciones financieras, deseos de independencia o estudios lo que les lleva a esta situación, sino decisión propia y de la que, además, se sienten orgullosos. Una persona valiente, dicen los allegados. Aunque en el fondo pocas personas entienden estas decisiones. Por eso, aquellos que te apoyan y que te animan en esta situación de compañía en la distancia, son las personas que verdaderamente importan. Los que hacen que tu corazón duela antes de entrar en el café. Los que te gustaría que compartiesen ese café contigo. Y los que siguen en tu corazón cuando abandonas el café para incorporarte a la realidad.
Entonces me pregunto, ¿de verdad es soledad o tan sólo añoranza?

viernes, 10 de abril de 2009

Va de abrir los ojos...

Muchas de las personas entre 12 y 20 años pertenecen a una generación que está creciendo con los hijos nacidos en España de los inmigrantes que en su día fueron ilegales, pero que con paciencia y sacrificio han conseguido regular su situación, y ahora son tan ciudadanos como cualquier persona nacida en España. Estos jóvenes, a su vez, son hijos de unos padres que hace unos años se vieron invadidos de repente por una oleada de inmigrantes ilegales que les “quitaban” el trabajo. El problema no es que les quitasen el trabajo, sino que mientras los españoles, llamémosles originales, estaban buscando un trabajo con determinadas características que lo hicieran digno, los inmigrantes ilegales no tenían reparos en aceptar cualquier trabajo, fuese digno o no. Entonces, claro, las probabilidades de unos y otros de encontrar antes un puesto de trabajo estaban claramente a favor del inmigrante ilegal. La conclusión a eso es que el español se sentía robado y humillado por unos políticos y unos empresarios que les daban más derechos a los extranjeros que a ellos.
Estos sentimientos de traición se dejaban fluir en las tertulias familiares. Ésas en las que el entonces “niño pequeño que no entiende” estaba presente. El problema es que ese niño entendía más de lo que a sus padres les parecía. Así, se fue germinando una semilla de odio y rencor hacia los inmigrantes que después ha florecido en el racismo más estúpido.
Estos niños son nuestros jóvenes de ahora, que odian a cualquier persona que no sea tan español como ellos, sólo por el hecho de no serlo. No se dan cuenta que la mayoría de sus compañeros de pupitre no han tenido la opción de elegir entre su supuesto país, y el que ahora les toca vivir. Es más, no tienen por qué elegir, ya que ellos han nacido en España y las circunstancias que trajeron aquí a sus padres no deberían influirles en su futuro ni en sus relaciones presentes con el resto de niños de la sociedad. Porque España es una sociedad y todos la enriquecemos de alguna manera.
Entonces, ¿los culpables son los padres? No, no sólo los padres, sino los padres de esos padres, quienes no se acuerdan que ellos mismos un día también fueron emigrantes y tuvieron que ir a los países vecinos a buscar trabajo, porque en el suyo no había para todos.
De esos tiempos en que la gente de otros países les ayudaba a ellos no se acuerdan, o no se lo han sabido transmitir a sus hijos, quienes ahora resulta que no se dan cuenta de que lo único que transmiten a sus propios hijos es rencor y una vida de odio hacia el prójimo que no desembocará en nada bueno. ¿Es que nadie se da cuenta de que estos pequeños racistas son nuestros líderes del futuro? Y no de un futuro tan lejano.
También es culpa de los mismos jóvenes, que parece mentira que con tanta información y oportunidades como tienen a su alcance, (¡ya las habrían querido para sí sus abuelos emigrantes!), no las aprovechen y se empapen de cultura y de diversidad. Sólo las utilizan para montar plataformas y foros racistas y extender las semillas del miedo a una invasión imaginaria por parte de los inmigrantes, esos seres malos, peligrosos e incivilizados a quienes vemos en las noticias que vienen en patera… ¿Es que no saben que en avión se llega antes? Lo que los medios no cuentan muchas veces, por no decir nunca, es que casi todos esos inmigrantes que arriesgan su vida para alcanzar nuestras costas con la esperanza de una vida mejor, no lo hacen por el capricho de escalar posiciones en el mundo del bienestar, sino porque en su país tienen verdaderos problemas para sobrevivir y, además, ven que nadie hace nada por resolver esos problemas. Es que resulta que a sus dirigentes no les interesa resolverlos, ya que estos mismos dirigentes son parte integrante de las mafias y de los extorsionadores que crean las situaciones tan dramáticas y desesperanzadoras de estos licenciados, educados ciudadanos del mundo. Sí, señores, la mayoría de estos “analfabetos”, no son tales, sino personas con unos niveles de educación bastante altos y con conocimientos suficientes como para darse cuenta de que la única solución que les queda es salir de su país si algún día esperan tener una vida, ya no digo digna, sino tan siquiera una vida.
Y ahora vuélvete a pensar si realmente el inmigrante ilegal que han contratado para recoger las manzanas del suelo tiene mucha más suerte que tú, que ni siquiera has considerado ese trabajo. Ese inmigrante vive en un país donde no conoce el idioma, donde no es bien recibido, donde no tiene ningún tipo de derechos y donde a la mínima metedura de pata puede acabar muerto en cualquier cuneta. ¿Se viene abajo? No, cada día se esfuerza un poco más en aprender el oficio, en hablar el idioma y en ahorrar todo lo que pueda, porque necesita pagar a las mafias que lo trajeron aquí, y aún le sobra dinero para mandarlo a su familia, que se ha quedado en su país. Ese dinero que llega en contadas ocasiones es el único sustento que tienen para todo el mes.
¿Aún sigues pensando que tiene más suerte que tú? Resulta que cuando por fin consigue traer a su mujer, embarazada de ocho meses, tiene que mantener a su familia de aquí, más su familia de allí. Cuando ese bebé crezca le tendrá que decir que los españoles son buenas personas porque le han dado la oportunidad de empezar una nueva vida, reunir a su familia y darle una vida a él. Pero, ¿crees que ese niño va a respetar a los españoles y a creer a su padre cuando vaya al colegio y todo lo que se encuentre sean malas caras, palabras hostiles y actos violentos en su contra? Yo creo que lo tiene un poco difícil.
Ahora mira a tu alrededor y piensa en las personas que ves. A lo mejor después de leer esto ya no los ves como unos retrasados que no hablan bien tu idioma, que no llevan ropa de marca y que vagabundean por la calles porque a sus padres no les llega el dinero para apuntarlos a clases extraescolares, como hacen los tuyos. ¿Todavía crees que son inferiores a ti y que deben morir? ¿Qué pasará cuando tú te quedes sin trabajo en España, porque cierran las empresas por causa de una crisis que ni siquiera tu país ha provocado, pero que te repercute, y te tengas que ir a otro país a buscarte la vida? ¿No te encontrarás en la misma situación que los padres de tu ahora compañero de pupitre? Pues piensa que serás un licenciado en un país extraño. Que, con suerte y gracias a esas clases extraescolares que papá y mamá pagaron, conocerás el idioma, y que si alguien hace algo para ayudarte no es sino un gesto de cortesía y civismo del que muchos jóvenes de hoy carecen.
¿Todavía crees que aquél inmigrante que recoge manzanas es más afortunado que tú? Piénsatelo dos veces, (o diez si hace falta) antes de contestar.

viernes, 3 de abril de 2009

No sé… según me sople el aire.

Es una frase que digo con frecuencia y en la que creo firmemente. El hecho es que en mi vida he tenido que tomar decisiones muy importantes para las que he considerado mis necesidades, el proceso que debía seguir, así como las consecuencias de cada posibilidad.
Sin embargo, hay otras decisiones que no requieren de este sistema, sino que las decido “según me sopla el aire”. No quiere decir que sean menos importantes, sino que simplemente requieren un sistema de decisión diferente.
Por esta razón, los artículos que en este blog se podrán encontrar de ahora en adelante serán sobre temas muy diferentes entre sí. Además, algunos serán pura fantasía, otros, reflexiones sobre la vida cotidiana o sobre lo extraordinario, o meras anécdotas de mi aventura por el mundo. Porque mis pensamientos fluyen “según sople el aire”.