viernes, 17 de julio de 2009

Yo estuve allí.

"Hay otra gente que se pasa la vida diciendo lo que pudo ser. Yo lo hago" Esto lo dijo Carlos Pauner en una entrevista este mes de julio, hablando sobre su pasión por la escalada. Para mí es una manera de vivir.
Creo que no tiene mucho sentido seguir la corriente de actividades que se consideran adecuadas para ciertos momentos de la vida, edades o etapas. ¿Quién establece lo que es adecuado o no para cada individuo? No digo que no haya que seguir un cierto modelo de vida, sino que a mí me gusta creer que yo soy la que lo elijo y la que lo disfruto.
Vivimos durante un tiempo limitado. ¿Por qué no voy a querer pasar ese tiempo lo mejor posible? Lo mejor posible no significa lo mismo para todos, así que no creo que compararme con lo que otras personas de mi edad o en circunstancias parecidas hagan sea lo correcto.
A mí me gusta mirar hacia atrás de vez en cuando y darme cuenta de que hice lo que sentí que debía o quería hacer en ese momento, que lo volvería hacer y que gracias a esa experiencia soy quien soy y como soy.
Lo que me disgusta y en cierto modo me apena, es que veo a personas con mucho potencial y con posibilidades de hacer cosas extraordinarias, y no las hacen, porque no es convencional, no va con la corriente.
Cosas extraordinarias como pueden ser esos pequeños gestos que te diferencian de la masa; no estoy hablando de cambiar el mundo en una tarde.
Yo creo que lo que tienen es miedo de explorar un camino diferente por si acaso les conduce hacia algo nuevo, hacia algo desconocido. ¿Y si es mejor? No sabemos si esos caminos alternativos conducen hacia destinos mejores, pero sí sabemos que merece la pena explorarlos sólo por la posibilidad que existe de que encontremos destinos diferentes. Puede que ni mejores ni peores, sólo diferentes.
Ese es el problema, que mucha gente no tiene el valor de enfrentarse a lo diferente.
Pues señores, si no exploramos esos caminos, no evolucionamos y, casi con toda seguridad, empobrecemos nuestra civilización y morimos como especie. El final del homus curiosus :)
¡Lanzaros a descubrir el mundo! Las posibilidades son infinitas, y ¿quién sabe?, puede que hasta lo paseis bien por el camino.
Al fin y al cabo, al final del trayecto lo que importa no es tanto el destino, sino la manera en que has llegado hasta él.
Rodéate de unos pocos incondicionales, y disfruta del viaje. Te garantizo que merece la pena.

sábado, 11 de julio de 2009

“What makes you Spanish?”

“¿Qué te hace español?”. Eso es lo que me ha preguntado hoy un francés con nacionalidad americana, creo que durante demasiados años. Digo demasiados, porque parece ser que se ha olvidado de que en Francia no todos visten bien, es un tópico de los parisinos; o que en Francia no se duchan con la frecuencia deseada, es un tópico de la campiña francesa… Y seguro que antes de obtener la nacionalidad americana que ahora disfruta también habrá oído sobre tópicos referentes a los americanos, como que sólo comen hamburguesas y pizzas, o que la valía personal se mide por tu cantidad de posesiones materiales… bueno, quizá ese no es un tópico, sino una realidad…
A lo que voy. Sin darme tiempo a responder me ha preguntado que si yo tocaba la guitarra y que le contase cosas sobre la cultura del flamenco; cultura que él atribuye a todo el territorio español.
Entre mi asombro, lo tomaba por una persona mínimamente culta, y mi proceso de creación de una respuesta adecuada, me ha venido a la mente un fragmento de uno de estos artículos que componen el libro “Viajeros hispanoamericanos en Madrid” del que hablaba en mi anterior publicación.
Domingo Faustino Sarmiento, ex-presidente argentino, entre otras ocupaciones, escribió en 1846 lo siguiente:
“Esta diversidad de trajes (hablando de los diferentes trajes regionales españoles), mui pintoresca sin duda, revela sin embargo una de las llagas más profundas de la España, la falta de fusión en el estado. Las provincias españolas son pequeñas naciones diferentes, i no partes integrantes de un solo estado. El barcelonés dice: soi catalán, cuando se le pregunta si es español, i los vascos, llaman castellanos a los que quieren designar como enemigos de su raza y de sus fueros.”
Un texto con 163 años de antigüedad y tan actual. ¿No es lo mismo hoy en día? ¿Qué nos hace españoles? Pues creo que dependiendo del origen de la persona a la que se le pregunte podemos encontrar, como mínimo, un número de respuestas igual al número de provincias que componen el estado español. Por favor, que a nadie se le ocurra nombrar el flamenco, la paella o la siesta…Nada en contra de ellos. Pero sí en contra de fomentar nuestros tópicos.

viernes, 3 de julio de 2009

Madrid desde un ángulo diferente

Hace unos meses me prestaron un libro titulado “Viajeros hispanoamericanos en Madrid”. Muestra una visión de Madrid que resulta sumamente interesante para nosotros españoles, tanto por ver nuestras costumbres a través de otros ojos, como por conocer el impacto que nuestra cultura produce en los extranjeros.
He aquí un extracto de uno de los artículos que componen el libro.

“Los objetos que se venden en el rastro tienen todos historia, pasado, vida.”
“¿Y los espejos? Aquí tenéis uno – muy claro, muy fiel -. Hace años, reflejó la sonrisa de una niña, que miraba con asombro la sonrisa de otra niña; luego, él presenció los primeros gestos estudiados, los primeros coqueteos; en él se miró más tarde una novia muy bella, cuando iba al altar coronada de azahares; él señaló las arrugas, casi imperceptibles, que trae consigo la maternidad; un día él descubrió una hebra muy blanca en una cabeza muy pensativa; junto a él se secó las lágrimas una viejecita cuando el hijo mayor se iba a la guerra; de él dudaron unos ojos muy turbios que seguían creyéndose claros; a él, en un triste amanecer, le acercaron a la boca entreabierta de un cadáver, y él aprendió entonces a conservar su serenidad frente a la muerte…”

“Madrid. El Rastro y el barrio de Lavapiés”, Alberto Ostria Gutiérrez, Madrid, 1920
Alberto Ostria Gutiérrez fue un diplomático, jurisconsulto y escritor boliviano que vivió entre 1897 y 1967.