jueves, 11 de febrero de 2010

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA… O ESO DICEN.

Parece ser que el tópico es, nunca mejor dicho, simplemente un tópico. ¿Cuántos hemos cumplido los propósitos de Año Nuevo? Es más, ¿alguien ha hecho propósitos para el 2010?
Me aventuro a decir que la gran mayoría seguimos cayendo en los mismos hábitos, saludables o no, teniendo las mismas costumbres y manías y esperando a que llegue el año que viene para renovar nuestras intenciones.
Pero he de deciros, amigos míos, que por más que nos empeñemos seguiremos tropezando en las mismas piedras, saliendo hasta el amanecer y un poco más, faltando al gimnasio cada dos por tres (el que se haya atrevido a apuntarse, claro), dejando para mañana lo que no nos apetece, enamorándonos, quizá, de quien no se deba o de quien no podemos… Pero, ¡qué aburrido sería el año sin estas incidencias!
Prefiero caer en mis malos (o buenos) hábitos y seguir disfrutando día a día, de cada momento, porque nunca sabes lo que el próximo año te traerá o, siquiera si llegará.
Por eso, mi propósito para el 2010 es seguir viviendo según me sople el viento.

viernes, 23 de octubre de 2009

Por verte sonreír.

Aquí os dejo una canción de La Fuga que me gusta mucho, y que suelo cantar bastantes veces, sobre todo el estribillo. Espero que os guste.

Hace tiempo prometí escribirte una canción. Como siempre, mal y tarde, la tienes aquí. Sabes bien cómo soy, que no suelo mentir; siempre que lo hice fue por verte sonreír.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Fui yo quien dijo no, y ahora en la misma mesa se me enfría el café mientras dices que te va bien. Tranquila, ya no volveré a llamar. No me volverás a ver. Esta vez me marcho para no volver.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Y ahora, cansado de mirar tu foto en la pared, cansado de creer que todavía estás, he vuelto a recordar las tardes del café, las noches locas que siempre acababan bien.
Y me he puesto a gritar, estrellando el whiskey en la pared. Por verte sonreír he vuelto yo a perder.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.
Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Al cantar me duele el corazón, y enloquezco cada noche en cada actuación.


lunes, 5 de octubre de 2009

De paso

Hace unos meses una amiga me mandaba un mensaje al móvil: “Estoy en una estación de servicio rumbo a Valladolid. ¿Alguna vez te has parado a pensar lo inmensamente tristes y desoladores que son estos sitios? A medio camino a ninguna parte; quizá como gran parte de la gente que hay aquí. Quizá como tú y yo. De todas partes y de ninguna en concreto.”
Tras una primera lectura pensé que estaba de acuerdo con ella: suelen estar en medio de la nada, y estás allí de paso, por lo que tratas de pasar con el mínimo contacto posible y casi de puntillas.
Pero ahora, cuando me he decidido a escribir sobre esta idea/reflexión de mi amiga, me he dado cuenta de que hay algo más. Las estaciones de paso merecen un poco más de cariño, ya que son pequeños oasis en tu gran o fatal viaje.
Tienen la responsabilidad de ofrecerte todo lo que puedas necesitar en un mínimo de tiempo. Allí comes, vas al baño, compras regalitos, te fumas un cigarro, estiras las piernas, reflexionas sobre el más allá, llamas por teléfono (a los que has dejado atrás o a los que te esperan al final, o a los que no han podido ir contigo, o a los que te gustaría que estuviesen). En fin, que son una parte importante de cada viaje.
Son tristes y desoladores. Bueno, alegres no son, pero yo diría que son tranquilos, sin estímulos, para que nada distraiga a tu mente del descanso buscado en estos lugares.
Están a medio camino. Claro, porque si estuviesen al principio o al final, no servirían de nada. Pero no a medio camino a ninguna parte, porque siempre tienes tu punto de partida y tu punto de llegada. Qué dejas en el primero y qué deseas encontrar en el segundo es cosa tuya, y tienes todo el camino, más la parada en la estación de servicio para concentrarte en esos objetivos.
Por otro lado están las personas que trabajan allí. Son pocas, pero son las mismas día tras día. Ven y oyen historias de todo tipo. Se cruzan con gente de todo tipo. Pero ellos siempre están ahí, al pie del cañón para hacerte esos minutos lo más agradables y eficientes posible, ya que tu lista de cosas para hacer en tan poco rato suele ser larga: baño, comida, bebida, cigarro, revista para lo que queda de viaje…
En cuanto a nosotras, no es que seamos de todas partes y de ninguna en concreto. Las dos tenemos nuestras raíces en sendas tierras de España, pero lo que pasa es que nos gusta movernos, somos unos “culos inquietos” y no queremos establecernos para siempre en ningún sitio. Por lo tanto nos declaramos ciudadanas del mundo, eso sí, con un campamento base al que siempre volvemos en tiempos buenos y en tiempos malos. Allí, además, los nuestros siempre nos reciben con los brazos abiertos; ya volvamos para un día, una semana o un mes.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Laura: the finale

“Laura” has turned out to be an extremely interesting book. At the beginning you think that it´s another mystery book, but then you keep reading and you discover a love story! Well, the truth is that you find several love stories. The end is so unexpected… When you still have about 40 or 30% left of the book you just can´t stop reading. You need more information, you need more motives and more answers. I don´t won´t to say much about the book itself, because I expect everyone to read it. Even if you don´t like police or mystery stories, I´m sure you´ll like this one.
And about the promise I made in my first article about doing some research on the author I have to say that it was, indeed, a very interesting job. I found out that Vera Caspary (November 13, 1899 – June 13, 1987) was an American writer of novels, plays, screenplays, and short stories. Her best-known novel is, as a matter of fact, this book Laura which at the same time was made into a highly successful movie.
Certain police novel usually raises a departure question or enigma: Who is the assassin? It seems to be a quite habitual question. It is the famous “case”, to use the terminology of the sort, that throughout the story is tried to solve, although in these novels the investigation process is more interesting almost always than the same resolution of the conflict. Vera Caspary does not eliminate these characteristics, but it subspills them to transform them into subtle varnish of the plot. The radical question that is sent no longer from the beginning of the novel is the foreseeable one, has changed. From front page it appears point-blank: Who is Laura? Evidently Laura is a mystery in itself. Moved away of the prototypes of “femme fatale” of the sort, Laura is elevated like a inabarcable and fascinating being, journeyed by dark zones that nobody is able to illuminate satisfactorily.
The novel is fragmented into five parts, and in each of them a different character gives his version of facts that sometimes are overlapping and at other times are completed. The few characters who inhabit the novel are trying to offer their version of Laura, but all are inadequate, pale reflections of a shadow.

martes, 1 de septiembre de 2009

CERRADO POR VACACIONES

Como el 80% de los negocios en España, mi blog también ha cerrado por vacaciones durante el mes de agosto.
Sin embargo, mi agenda ha tenido una actividad intensa. He estado viajando por varias ciudades de Estados Unidos, como Filadelfia, Pittsburgh y Chicago. Un par de semanas increíbles y agotadoras. Como broche final, cogí todas mis cosas y me volví a mi querida España. Atrás quedaron unos meses de búsquedas y encuentros, de alegrías y penas, de idas y venidas.
Después llegó la adaptación al nuevo horario y a celebrar mi vuelta con toda mi gente. Grandes fiestas, y muchos reencuentros.
Y ahora toca ponerse un poco seria, pero sólo un poco, y volver al trabajo, así que prometo más publicaciones de aquí a unos días.
Principalmente, que sé que hay expectación, prometo contaros cómo acaba la historia de Laura. Un adelanto: está muy interesante, y he descubierto que también hay una adaptación al cine de este libro tan misterioso.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Seguid leyendo, que esto promete ;)

sábado, 1 de agosto de 2009

"Laura"

Sometimes I teach Spanish at the Brookline library, in Boston. They have a section of withdrawn books for sell, with very cheap prices. Some books are 25 cents, others 50, and the most expensive ones go up to one dollar. Most of them are very old books, but interesting anyway.
I can´t avoid the temptation of buying every time I pass by, and my purchases are always of at least three books… two or three dollars! It´s amazing…
Well, yesterday I was surprised when I found a book called “Laura”. It´s an old book, with very simple covers and no fancy ornaments. So all my attention was caught by the name. I don´t even know the author… but I promise to do some research.
As soon as I got home I started to read it. What was my surprise when I found out that the main character, Laura Hunt, is a woman who lives in New York City and works in the advertising area. Just like me! Well, I´m living in Boston now, but my major is in advertising too!
So far I´m on page 46, but I promise an article here about how the book comes out.
It´s amaizing how many big or small coincidences can be found if you just keep your eyes open and your brain working.

viernes, 17 de julio de 2009

Yo estuve allí.

"Hay otra gente que se pasa la vida diciendo lo que pudo ser. Yo lo hago" Esto lo dijo Carlos Pauner en una entrevista este mes de julio, hablando sobre su pasión por la escalada. Para mí es una manera de vivir.
Creo que no tiene mucho sentido seguir la corriente de actividades que se consideran adecuadas para ciertos momentos de la vida, edades o etapas. ¿Quién establece lo que es adecuado o no para cada individuo? No digo que no haya que seguir un cierto modelo de vida, sino que a mí me gusta creer que yo soy la que lo elijo y la que lo disfruto.
Vivimos durante un tiempo limitado. ¿Por qué no voy a querer pasar ese tiempo lo mejor posible? Lo mejor posible no significa lo mismo para todos, así que no creo que compararme con lo que otras personas de mi edad o en circunstancias parecidas hagan sea lo correcto.
A mí me gusta mirar hacia atrás de vez en cuando y darme cuenta de que hice lo que sentí que debía o quería hacer en ese momento, que lo volvería hacer y que gracias a esa experiencia soy quien soy y como soy.
Lo que me disgusta y en cierto modo me apena, es que veo a personas con mucho potencial y con posibilidades de hacer cosas extraordinarias, y no las hacen, porque no es convencional, no va con la corriente.
Cosas extraordinarias como pueden ser esos pequeños gestos que te diferencian de la masa; no estoy hablando de cambiar el mundo en una tarde.
Yo creo que lo que tienen es miedo de explorar un camino diferente por si acaso les conduce hacia algo nuevo, hacia algo desconocido. ¿Y si es mejor? No sabemos si esos caminos alternativos conducen hacia destinos mejores, pero sí sabemos que merece la pena explorarlos sólo por la posibilidad que existe de que encontremos destinos diferentes. Puede que ni mejores ni peores, sólo diferentes.
Ese es el problema, que mucha gente no tiene el valor de enfrentarse a lo diferente.
Pues señores, si no exploramos esos caminos, no evolucionamos y, casi con toda seguridad, empobrecemos nuestra civilización y morimos como especie. El final del homus curiosus :)
¡Lanzaros a descubrir el mundo! Las posibilidades son infinitas, y ¿quién sabe?, puede que hasta lo paseis bien por el camino.
Al fin y al cabo, al final del trayecto lo que importa no es tanto el destino, sino la manera en que has llegado hasta él.
Rodéate de unos pocos incondicionales, y disfruta del viaje. Te garantizo que merece la pena.